El matrimonio igualitario ha comenzado a impactar en los ámbitos laborales. La comunidad de lesbianas, gays, trans y bisexuales (LGTB) esta ejerciendo su derecho a contraer matrimonio civil y ello implica un nivel mayor de visibilidad en los espacios de trabajo. Ahora bien, a mayor visibilidad aumenta también la exposición a posibles situaciones de discriminación o maltrato laboral producto de la orientación sexual o identidad de género. Es por ello entendemos que está pendiente que el Ministerio de Trabajo dé un claro mensaje en relación a los derechos que podrán ejercer todos aquellos trabajadores y trabajadoras LGBT que decidan acceder al matrimonio civil. Ese mensaje debe incluir la firme decisión de no permitir ningún acto de maltrato laboral por la identidad sexual o de género de los/as trabajadores/as. También esta pendiente que los sindicatos incorporen con firmeza la diversidad sexual a su agenda.
La histórica reforma que permitió la ampliación del derecho a contraer matrimonio civil a las parejas de personas del mismo sexo requieren repasar los distintos supuestos relacionados con la discriminación de lesbianas, gays, bisexuales y trans en el ámbito laboral y promover, con carácter prioritario, la inclusión laboral del colectivo trans (travestis, transexuales y transgéneros) previendo estímulos para los empleadores que incorporen a sus plantillas de personal a integrantes de esa comunidad, desarrollar cooperativas, etc.
El ámbito laboral es un espacio de socialización fundamental en la vida de las personas y por lo tanto el tiempo de trabajo es, por su cotidianidad y proximidad, una clave vital para visibilizar, para hacer patente la igualdad, la dignidad de las lesbianas, gays, transexuales y bisexuales. El matrimonio igualitario es un avance concreto hacia esos objetivos, incluso más allá del estricto reconocimiento de derechos (y deberes), pero a pesar de lo que pueda pensarse, no es suficiente.
Tras la igualdad legal ha de llegar la igualdad real, la de cada día. De ese día a día el ámbito laboral representa una buena parte. El reto que tenemos planteado lesbianas, gays, bisexuales y trans es ahora conquistar nuestra igualdad legal, nuestra visibilidad también en esos espacios.
A pesar de la inicial valoración estrictamente productiva del trabajador/a que afirma ignorar otras variables del individuo y se centra en su capacidad profesional, existen aspectos de la persona como su etnia, origen nacional, género u orientación sexual (por citar algunos ejemplos) que no son ajenos a su inserción y desempeño laboral. Pocos aceptarán en primera instancia que esas características personales afectan a la vida laboral, pero la realidad nos demuestra que sí existen interferencias entre esas variables y el desarrollo laboral. No se puede eludir el problema acudiendo a la fórmula de circunscribir la orientación sexual a la intimidad personal o un supuesto ámbito “privado”. Sería útil hacer un juego de empatía para ver a la heterosexualidad en las mismas situaciones que demasiadas veces experimentan las personas gays, lesbianas, transexuales y bisexuales: si el resultado de la sustitución conceptual produce supuestos absurdos es que estamos ante problemas de discriminación. Este ejercicio sirve para valorar las dinámicas de las relaciones humanas entre compañeros y compañeras de trabajo, nivel en el que frecuentemente se producen las situaciones de invisibilidad y represión, o de discriminación y hostigamiento en casos de personas LGBT visibles.
El recurso de apelar a la «intimidad» para invisibilizar la afectividad y la sexualidad de la persona (sobre todo si no es heterosexual) así como la dificultad de demostrar la discriminación por orientación sexual o identidad de género producen un comportamiento que va desde el ocultamiento hasta el padecimiento silencioso del maltrato laboral o el despido. De ese modo, se refuerza la hipótesis de la inexistencia del problema que se convierte en estrategia (consciente o inconsciente) no sólo de empresarios o responsables de recursos humanos, si no también de los representantes sindicales que argumentan que no hay homofobia o transfobia dado que no existen homosexuales, bisexuales o transexuales en su ámbito de trabajo.
La aprobación de la reforma del Código Civil para reconocer el derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo resuelve problemas concretos de la comunidad LGBT y tienen repercusión más allá de su estricto ámbito. Una pareja homosexual constituída en matrimonio tiene, en su carácter de tal, acceso a derechos concernientes a la relación de la vida familiar y laboral: permisos, adaptación de horario, atención a personas dependientes, ayudas sociales y otros. El reclamo por parte de un trabajador o trabajadora de esas mejoras en la vida laboral, implica además hacerse visible como gay o lesbiana ante la empresa y el resto de sus compañeros y compañeras de trabajo.
Los avances legales tienen, como vemos, repercusión más allá de su alcance directo. Pero el ejercicio pleno de esos avances va a generar nuevos escenarios que requieren nuevas medidas para identificar y combatir la discriminación hacia el colectivo Lgbt y por cualquier otra variable como puede ser la etnia, la religión, el género, la edad, la discapacidad, entre otros.
Muchas veces los trabajadores LGTB vivimos un «doble estándar” en los ámbitos laborales. Tenemos que demostrar que aún siendo lesbianas, gays, trans o bisexuales cumplimos nuestras funciones con responsabilidad, eficacia y compromiso porque la visibilidad sigue teniendo costos, aunque muchos menos que antes del matrimonio igualitario, por supuesto. Por eso es necesario que los sindicatos tomen la libre orientación sexual e identidad de género como parte de las tareas de sus delegados, militantes y hasta de sus máximos dirigentes. En ese trabajo al que estamos abocados desde 100% Diversidad y Derechos, tenemos comunitariamente un largo camino por recorrer, pero tenemos la esperanza y la alegría de saber que estamos siendo protagonistas de un nuevo tiempo. ¡SUMATE!
Sigamos luchando por nuestros derechos.
¡Feliz día para todos los trabajadores y trabajadoras LGTB!