Hoy, a los 54 años, falleció Pedro Zerolo, socialista y luchador por los derechos de lesbianas, gays, bisexuales y personas trans.
Inolvidable su fuerza y claridad para lograr la igualdad en su país y nuestra región. Como a él le gustaba definirse, lo sentimos como latinoamericano y nos llena de orgullo el haber podido compartir el camino que nos llevó a la conquista del matrimonio igualitario. En aquellos años, disfrutamos de su compañía y consejo…nos acompañó incansablemente en nuestros sueños.
Aquí sus palabras en 2009, cuando participó de las audiencias en el debate de la ley que terminó con la discriminación en el acceso al matrimonio civil:
Sr. Zerolo.- Para mí es un honor estar aquí como latinoamericano que soy en el momento en que se ha abierto definitivamente un debate en la República Argentina.
Estoy convencido de que va a terminar con el reconocimiento de la dignidad de hombres y mujeres que somos homosexuales aquí y allá, en la Argentina y España. Vengo de una país latino en el que nadie creía y donde ya es posible la plenitud del derecho; un país que ha luchado por la igualdad, por el reconocimiento de la diversidad y de la dignidad de cada cual bajo cualquier circunstancia personal o social.
Me llamo Pedro, soy latinoamericano, migrante, concejal, miembro de la Ejecutiva Federal del Partido Socialista; soy un hombre sano, soy homosexual y estoy felizmente casado desde hace cuatro años con Jesús Santo, que así se llama mi marido…(Aplausos.)
Sra. Presidenta (Ibarra).- Por favor, voy a pedir a todos los presentes que mantengamos los términos de la reunión.
Sr. Zerolo.- Por cierto, el día más lindo de mi vida y el día más lindo de su vida, y el de más de 20 mil parejas que en España ya han contraído matrimonio gracias a una modificación del Código Civil que se produce el 30 de junio de 2005, que fue una minirreforma legal que ha supuesto un enorme avance social en un país como España. Fue una mínima reforma social que lo que hizo fue ampliar la institución del matrimonio, una institución que a lo largo de la historia se ha ido democratizando y adaptando a la realidad.
Eso es bueno recordarlo y más en esta comisión. La institución civil del matrimonio siempre ha utilizado preceptos enormemente patriarcales para alejar de ella a más de la mitad de la población durante siglos. Hay que recordar que el matrimonio ha sido una institución vedada a la inmensa mayoría de la ciudadanía de todos los países del mundo a lo largo de la historia de estos últimos años. Por ejemplo, los esclavos no se podían casar porque no eran libres; los negros no se podían casar porque no eran blancos; estuvieron prohibidos los matrimonios interraciales; los homosexuales, transexuales y bisexuales todavía expresando nuestra orientación no nos podemos casar; la mujer nunca se ha podido casar en libertad y en igualdad, nunca hasta antes de ayer, como quien dice. Las mujeres hasta hace muy poco pasaban de la tutela del padre a la tutela del marido.
Por tanto, el matrimonio en libertad y en igualdad sólo se ha podido construir y defender hace muy poco tiempo. Más que construir, desconstruir, porque gracias a la lucha del movimiento de mujeres y feminista hoy el matrimonio es lo que es:
una institución democrática, un derecho que se contrae y que se puede romper cuando es necesario con la figura del divorcio. Y eso no ha hecho más que fortalecer la institución del matrimonio y la diversidad familiar.
Ahora nos toca a los homosexuales, a las mujeres y hombres homosexuales. Al respecto, ya se ha puesto de manifiesto desde la presidencia de la CHA que hemos sufrido demasiado sólo por ser como somos: mujeres y hombres que no somos otros que vuestros hijos, vuestros hermanos, vuestros amigos y vuestros compañeros de trabajo. No somos extraterrestres, somos parte de esta sociedad y parte de este pueblo. Defendemos nuestros derechos, nuestras familias y nuestra posibilidad de actuar en igualdad.
Como país, España no es mejor ni peor que otro país, pero desde luego allá se ha concebido la ley. Sólo bastó la valentía que es el secreto de la libertad y de la igualdad necesaria en momentos históricos como éste en que se puede cambiar una dinámica.
La Argentina se enfrenta ante un momento histórico. Por eso pido valentía al legislador y también al Ejecutivo. Si ellos son valientes, la igualdad llegará, porque la Argentina está preparada; lo ha estado siempre.
Este es un pueblo orgulloso de sí mismo, ilustrado, culto, sensible, que sabe perfectamente que este es un derecho de justicia y que sus representantes deben actuar en consecuencia. Por tanto, pido a los representantes del pueblo argentino que eleven a la categoría jurídica lo que en la calle es una realidad, lo que es vuestro cometido y vuestra obligación.
Por otro lado, se mire como se mire, es un deseo plenamente constitucional. Por eso algunos siempre hemos defendido las constituciones que contemplan un principio de igualdad, que es la base del texto.
Toda Constitución, la de cualquier país, incluso la de la República Argentina, tiene su anclaje en el reconocimiento de la dignidad de cada cual y en el libre desarrollo de la personalidad. Guste o no, ello es así.
Además, por si esto fuera poco, toda Constitución impone al gobierno el deber de promover las condiciones de igualdad y de remover cualquier obstáculo que la dificulte. Incluso, si la mayoría social no existiera, como ocurre actualmente en la Argentina y también pasó en España, el deber de todo gobierno es remover los obstáculos que la dificulten.
Dicho de una forma más romántica: el deber de todo gobierno es buscar la felicidad del pueblo, y de ese pueblo formamos parte los gays, las lesbianas, los transexuales y los bisexuales, guste o no. Por tanto, el deber del gobierno argentino y de las cortes argentinas es buscar la felicidad, y no hay forma más bella de felicidad que la tranquilidad. Tal como señalaba la doctora Lubertino, la tranquilidad la da el hecho de tener los mismos derechos y los mismos deberes con los mismos nombres. El nombre es lo importante, porque o hay matrimonio o hay discriminación.
Quiero dejar claro que en España y en todos los demás países que ya han aprobado esta ley algunos tienen que ser los primeros la batalla fue el nombre. Las instituciones se llaman como se llaman y los nombres son lo que son.
Hubo un momento en que la democracia se asociaba sólo al hombre porque sólo él votaba. Cuando en España y en la Argentina las mujeres lucharon por el derecho al voto, los de siempre dijeron lo mismo: “que se llame de otra manera, que se denomine ‘derecho a la participación política de las mujeres’”.
En España se llegó a decir que esperaran a que la mujer superara la edad del trastorno hormonal que les impide discernir entre el bien y el mal. Ahí han estado los de siempre diciendo lo mismo.
Por tanto, nuevamente reclamo iguales derechos, iguales obligaciones y con los mismos nombres.
No existe ningún impedimento formal ni legal para el acceso pleno al matrimonio; son sólo objeciones morales las de aquellos que se han opuesto siempre a casi todo, y por no ser maximalista digo “a casi todo”.
En un país como la Argentina, donde rigen los principios de equidad y de libertad de conciencia, la moral de unos pocos o de quien sea no puede imponerse sobre la totalidad ni sobre las instituciones civiles.
Señorías, amigas y amigos: el amor homosexual ha existido siempre. Nuestras relaciones estables están ahí y nuestras familias e hijos esperan el amparo legal que se merecen.
Esta reforma no va contra nadie, contra ninguna creencia ni contra ninguna práctica religiosa. Es una reforma en interés de todos y todas, de todas las familias y como refuerzo de la institución matrimonial.
A partir de ahora queda una dura batalla hasta el final de este proceso, que terminará bien –estoy completamente seguro-; siempre que se comienza el debate éste termina bien porque aquí cada cual se retrata.
Los de siempre argumentarán que la familia se va a romper, que la Argentina se va a hundir, acudirán a estudios pseudocientíficos o a científicos que nos volverán a señalar, porque ya lo han hecho. Ellos nos ponen en otro grupo que no está en situación de sanidad plena sino en una condición menor. Siempre han hecho lo mismo. Se oponen y combaten las leyes que luego usan, porque en España han votado en contra de todas las leyes que luego han usado.
En España se opusieron a la ley de divorcio, y la usan; se opusieron a la ley de adopción, y la usan; se opusieron a la ley de reproducción asistida, y la usan; se opusieron a la investigación con células madre, y utilizan los conocimientos que ha determinado esa investigación. Por lo tanto, que nos quede claro que esto es parte de un proceso que nos queda todavía por concluir, donde la valentía es muy importante. Valentía es lo que les pido.
Para terminar, les digo que la patria se construye con valores que aúnan, que surgen de la Revolución Francesa, con ideales que marcaron el inicio de esta República Argentina: libertad, igualdad, fraternidad y solidaridad con los otros pueblos.
Por lo tanto, apelo a esos principios constitucionales y republicanos. Les pido valentía, porque se lo merecen los gays y lesbianas argentinos y también el pueblo argentino.
Señorías: la Argentina se merece llegar por primera vez puntual a la cita con la igualdad, y en sus manos está lograrlo. Les pido que participen activamente, que defiendan el carácter constitucional de la reforma y que también defiendan este proyecto con convencimiento y por patriotismo. La historia mira hoy a la Argentina y este desafío está en vuestras manos. (Aplausos prolongados.)
