La semana que viene vuelve Judith Butler a nuestro país y hay gran revuelo en la prensa especializada, en las universidades y en las redes sociales. Se van a celebrar varias actividades públicas que la tienen como protagonista estrella.
Para que estemos todxs al tanto y sepamos de qué nos hablan cuando nos nombran a una Madonna universitaria, les hacemos una breve, muy breve, introducción a Butler y su obra.
Judith Butler nació en 1956 en Estados Unidos. Es filósofa y su campo es el de la teoría literaria. Con grandes influencias de Foucault, Lacan y autorxs feministas como Simone de Beauvoir, fue construyendo en los años ochenta/noventa lo que hoy conocemos como teoría Queer (la Q de la sigla LGBTIQ).
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El objetivo de esta teoría es desnaturalizar y deconstruir las nociones de sexo masculino y femenino (basado principalmente en los genitales de las personas recién nacidas), sobre las cuales se inscriben los roles de género tradicionales (sintéticamente: las mujeres deben ser dósiles, afectivas, retraídas, sumisas; los varones en cambio tienen que ser aguerridos, imponentes, activos, racionales y lógicos) y desde acá cuestionar el imperialismo heterosexual.
La idea base es que la división tajante entre hombres y mujeres y el hecho de que se erijan estas como las únicas posibilidades legítimas de la identidad de género, es la condición necesaria para establecer la matriz heterosexual por la cual los hombres solo deben desear a las mujeres y viceversa. Con todo el conjunto de pautas estéticas y de formas de pensar, de sentir y de actuar que esto conlleva.
Así como las sanciones previstas para los casos desviados: gays, lesbianas, personas trans, intersex, trabajadorxs sexuales / prostitutas (no estamos en esta ocasión debatiendo sobre este tema divisor de aguas de los movimientos feministas y de derechos humanos), llamados “cuerpos que no importan”. Personas no dignas de ser lloradas ni recordadas por la sociedad. Podemos pensar en la canción de Sabina que en los noventa decía “hoy el diario no hablaba de tí” para referirse a una prostituta que había muerto la noche anterior. Los diarios no pueden poner como noticia la muerte de una persona no digna. En este caso la indignidad pasa por correrse de las conductas establecidas culturalmente como acordes y previstas para una mujer.
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La propuesta de la teoría queer es, entonces, dejar de pensarnos en los términos del binomio hombre-mujer, heterosexual/desviadx, etcétera. Hacer estallar las pautas sociales que nos encorsetan en identidades y expresiones de género, así como en orientaciones sexuales que no son genuinas en todos los casos, sino que nos son impuestas a fuerza de represión, mandatos, castigos, humillación. Y permitirnos pensar las identidades más bien como identificaciones, momentáneas, porosas, flexibles, cambiantes, precarias, migrantes. Y lo mismo con el deseo, entenderlo como fluído, móvil, no determinado, no destinado a concentrarse en una sola persona para toda la vida, y de romper la unión que aparece como necesaria entre amor romántico y deseo.
El recorrido teórico de Butler abarca, además, temas relacionados con la política, en donde se enmarcan sus debates sobre unviersalidad y democracia, por ejemplo, así como sus reflexiones sobre el estado nación post derribamiento de las torres gemelas y las leyes antiterorristas, la condición de ciudadanía. Y la lista sigue. Pero lo cierto es que su reconocimiento podríamos decir sin exagerar demasiado, global se debe a su desarrollo de la teoría queer.
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En nuestro país sus obras circulan desde hace varios años aunque no se hayan masificado. Sus textos son de lectura obligatoria en muchas carreras de grado y posgrado y se han realizado varios trabajos académicos sobre su producción y sus planteamientos teórico-políticos.
Esperemos disfruten links a los que llevan las imágenes, en donde pueden consultar y descargar algunos materiales de Butler para ponerse a tono para la serie de conferencias de la semana que viene. O para seguir aprendiendo y haciéndonos las miles de preguntas que la teoría queer nos plantea.
Entrevista a Butler en Página 12 «Soy cuidadosamente optimista»