2023. Otro aniversario del golpe militar que instaló la dictadura más cruel que haya padecido Argentina.
Se torturó y asesinó sistemáticamente. Las consecuencias de esa política están presentes aún hoy, familiares, amigos, compañeros de los desaparecidos no olvidan, no es posible hacerlo, nadie olvida nada. Ni perdonan. Hay cosas que son imperdonables. Tanto terror no era gratuito, se trataba de eliminar los derechos más elementales.

Todos los derechos y entre ellos el derecho a disponer del propio cuerpo, lo único que verdaderamente nos pertenece. Como bien dijo la poeta lesbiana Alejandra Pizarnik: «Que tu cuerpo sea siempre un amado espacio de revelaciones».
Quisieron eliminar toda manifestación sexual que no fuera la impuesta por la tradición judeo-cristiana y su concepción heteropatriarcal de lo que debe ser una sociedad. Sabían muy bien que la sexualidad en sí misma es cuestionadora, es rupturista, es desestabilizadora y los administradores de la moral, de la culpa, no lo podían tolerar.
Pretendieron a sangre y fuego acallar los aires de libertad que empezaron a soplar en los finales de los años 60 y principio de los 70 del pasado siglo. No lo lograron. Fracasaron. Y una marea rosa, primero, arco iris, después, les pasó por encima e instaló nuevos derechos casi impensables en pocas décadas.
Sólo unos pocos ejemplos: el matrimonio entre personas del mismo sexo, parecía imposible, y ahí está. La adopción de niños y niñas por homosexuales y lesbianas era inconcebible, y ahí está. Las leyes trans, ahí están. La visibilidad, ahí está. Grandes logros que supimos conseguir y debemos celebrar.
Somos más libres, cierto, pero esta libertad, no tiene que sorprendernos, está amenazada. En todo el mundo hay un «rearme moral» de las fuerzas reaccionarias y están envalentonadas por sus evidentes triunfos electorales enarbolando la homofobia como bandera. Lo estamos viendo en Estados Unidos, en Italia, en Hungría, en Polonia, en Rusia, en España… La derecha y la ultraderecha han vuelto al ataque y hay que estar preparados para hacerles frente.
Para que no avancen, ¡ni un paso más! Hoy más que nunca es necesaria la organización y la movilización. Reciban el abrazo de este viejo militante. Ánimo.
Héctor Anabitarte.
Desde Madrid, España.
Fundador de la Agrupación Nuestro Mundo (1969) e integrante del Frente de Liberación Homosexual (FLH)